MAMÁ TINGÓ



Florinda Soriano Muñoz, Mamá Tingó, nació en Villa Mella, el 8 de noviembre de 1921. Contrajo matrimonio a los 30 años un campesino llamado Felipe. Mamá Tingó trabajó la tierra junto a su marido.

A principios de 1974, el terrateniente Pablo Díaz Fernández reclamo las tierras que ocupaban desde hace más de medio siglo los campesinos de Hato Viejo. Díaz Hernández alegaba que había comprado las tierras.

Integrada a la federación de Ligas Agrarias Cristianas (FEDELAC), encabezó la lucha de los campesinos en defensa de sus tierras. A pesar de su avanzada edad, participó con calor en la dirección de estas movilizaciones campesinas en favor de una más equitativa distribución de las tierras en nuestro país.

El terrateniente puso alambradas y hombres armados en las 8,000 tareas de terreno, sus tractores arrastraron las cosechas de los campesinos. También pretendió lograr que los campesinos sembraran las tierras pero Mamá Tingó insistió que las tierras les pertenecías, el 1 de noviembre de 1974, los campesinos de Hato Viejo asistieron al Tribunal de Monte Plata, donde se ventilaba el problema de las tierras. La causa fue reenviada porque el terrateniente Pablo Díaz no asistió.

Al regresar a su hogar Mamá Tingó fue informada que Ernesto Días (Durin), capataz de Pablo Díaz, había cortado las sogas de los cerdos que criaba la dirigente campesina, inmediatamente fue a amarrar los cerdos; pero el capataz del terrateniente, que permanecía escondido, según la versión de los familiares de Mamá Tingó, disparó con una escopeta contra ella hiriéndola en la cabeza, Mamá Tingó se enfrentó con un machete a Ernesto Díaz, pero el otro disparo le destrozo el pecho.

Así murió la dama del Campo. El victimario de Mamá Tingó salió en libertad bajo fianza varios meses después y todavía el juicio no ha concluido Florinda Muñoz Soriano es considerada una mártir del campo dominicano.

Mamá Tingó es un ejemplo en la lucha en defensa de los intereses de los hombres y mujeres que trabajan la tierra, para que no hayan NI HOMBRES SIN TIERRAS; NI TIERRAS SIN HOMBRES.

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